sábado, 5 de noviembre de 2011

Credo de MAHATMA GANDHI

Creo en mí mismo; creo en los que trabajan conmigo; creo en mis amigos; creo en mi familia.

Creo que Dios me prestará todo lo que necesito para triunfar, mientras que yo me esfuerce para alcanzarlo con medios lícitos y honestos.

Creo en las oraciones y nunca cerraré mis ojos para dormir, sin pedir antes la debida orientación a fin de ser paciente con los otros y tolerante con los que no creen como yo creo.

Creo que el triunfo es el resultado del esfuerzo inteligente, que no depende de suerte, de magia, de amigos, compañeros dudosos o de jefes.

Creo que sacaré de la vida exactamente lo que coloqué en ella. Y siendo así , seré cauteloso cuando trate a los otros, como quiero que ellos sean conmigo...

No calumniaré a aquellos que no me gustan; no disminuiré mi trabajo por ver que los otros lo hacen; prestaré el mejor servicio de que soy capaz, porque me juré a mí mismo triunfar en la vida, y sé que el triunfo es siempre resultado del esfuerzo consciente y eficaz.

Finalmente, perdonaré a los que me ofenden, porque comprendo que algunas veces yo también ofendo a los otros y necesito perdón.

“CUANDO UN ÚNICO HOMBRE ALCANZA LA PLENITUD DEL AMOR, NEUTRALIZA EL ODIO DE VARIOS..."

Las 10 claves del éxito según Benjamín Franklin

1. Templanza. No comer hasta la saciedad, no beber hasta la exaltación.

2. Silencio. Habla sólo lo que pueda beneficiar a los otros y a ti mismo. Evita las conversaciones fútiles.

3. Orden. Que cada cosa ocupe su lugar; que cada parte del negocio tenga su tiempo.

4. Determinación. Resolver llevar a cabo lo que se debe; actuar sin dejar de hacer lo que se determine.

5. Frugalidad. No gastar más de lo que es bueno para los otros o para sí mismos; esto es, no derrochar nada.

6. Industria. No perder tiempo; estar siempre ocupado en algo útil; suprimir todas las actividades innecesarias.

7. Sinceridad. No usar engaños; pensar inocente y justamente; si se habla, hacerlo como se debe.

8. Justicia. No causar perjuicio a nadie haciendo daños u omitiendo los beneficios que se deben.

9. Moderación. Evitar los extremos; resiente los daños en la medida que creas merecerlos.

10. Limpieza. No tolerar la suciedad en el cuerpo, vestidos, habitación o empresa.

jueves, 3 de noviembre de 2011

"Sólo por Hoy" de Juan XXIII

Sólo por hoy trataré de vivir exclusivamente el día, sin querer resolver el problema de mi vida todo de una vez.

Sólo por hoy tendré el máximo cuidado de mi aspecto: cortés en mis maneras; no criticaré a nadie y no pretenderé mejorar a nadie, sino a mí mismo.

Sólo por hoy seré feliz en la certeza de que he sido creado para la felicidad, no sólo en el otro mundo, sino en éste también.

Sólo por hoy me adaptaré a las circunstancias, sin pretender que las circunstancias se adapten todas a mis deseos.

Sólo por hoy dedicaré diez minutos de mi tiempo a una buena lectura, recordando que, igual que el alimento es necesario para la vida del cuerpo, así la buena lectura es necesaria para la vida del alma.

Sólo por hoy haré una buena acción y no lo diré a nadie.

Sólo por hoy haré por lo menos una obra que no deseo hacer; y si me sintiera ofendido en mis sentimientos, procuraré que nadie se entere.

Sólo por hoy me haré un programa detallado. Quizá no lo cumpliré cabalmente, pero lo redactaré. Y me guardaré de dos calamidades: la prisa y la indecisión.

Sólo por hoy creeré firmemente —aunque las circunstancias demuestren lo contrario— que la buena providencia de Dios se ocupa de mí como si nadie más existiera en el mundo.

Sólo por hoy no tendré temores. De manera particular no tendré miedo de gozar de lo que es bello y de creer en la bondad.

Gracias a Natalia Lorena que desde Argentina me envió este hermoso mensaje de Juan XXIII.

viernes, 28 de octubre de 2011

ÉXTASIS de Amado Nervo

Cada rosa gentil ayer nacida,
cada aurora que apunta entre sonrojos,
dejan mi alma en el éxtasis sumida…

¡Nunca se cansan de mirar mis ojos
el perpetuo milagro de la vida!

Años ha que contemplo las estrellas
en las diáfanas noches españolas
y las encuentro cada vez mas bellas.

Años ha que en el mar, conmigo a solas,
de las olas escucho las querellas,
y aun me pasma el prodigio de las olas!

Cada vez hallo la Naturaleza
más sobrenatural, más pura y santa.
Para mí, en rededor, todo es belleza;
y con la misma plenitud me encanta
la boca de la madre cuando reza
que la boca del niño cuando canta.

Quiero ser inmortal, con sed intensa,
porque es maravilloso el panorama
con que nos brinda la creación inmensa;
porque cada lucero me reclama,
diciéndome, al brillar: «Aquí se piensa,
también aquí se lucha, aquí se ama».

lunes, 24 de octubre de 2011

QUEDA PROHIBIDO

Queda prohibido llorar sin aprender,
levantarte un día sin saber que hacer,
tener miedo a tus recuerdos.


Queda prohibido no sonreír a los problemas,
no luchar por lo que quieres,
abandonarlo todo por miedo,
no convertir en realidad tus sueños.


Queda prohibido no demostrar tu amor,
hacer que alguien pague tus deudas y el mal humor.


Queda prohibido dejar a tus amigos,
no intentar comprender lo que vivieron juntos,
llamarles solo cuando los necesitas.


Queda prohibido no ser tú ante la gente,
fingir ante las personas que no te importan,
hacerte el gracioso con tal de que te recuerden,
olvidar a toda la gente que te quiere.


Queda prohibido no hacer las cosas por ti mismo,
tener miedo a la vida y a sus compromisos,
no vivir cada día como si fuera un ultimo suspiro.


Queda prohibido echar a alguien de menos sin
alegrarte, olvidar sus ojos, su risa,
todo porque sus caminos han dejado de abrazarse,
olvidar su pasado y pagarlo con su presente.


Queda prohibido no intentar comprender a las personas,
pensar que sus vidas valen mas que la tuya,
no saber que cada uno tiene su camino y su dicha.


Queda prohibido no crear tu historia,
no tener un momento para la gente que te necesita,
no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita.


Queda prohibido no buscar tu felicidad,
no vivir tu vida con una actitud positiva,
no pensar en que podemos ser mejores,
no sentir que sin ti este mundo no sería igual.


(Texto atribuido a Pablo Neruda)